lunes, 1 de marzo de 2010

Testimonios de soldados alemanes en Stalingrado

Como ya sabréis, la batalla de Stalingrado (de la que ya haré una entrada más adelante) fue aquella en la que el avance de los nazis fue frenado en la fría Rusia, a orillas del Volga (durante la Segunda Guerra Mundial). Durante la batalla, las expresas órdenes de Adolf Hitler de no retirarse bajo ningún concepto hacían que los soldados alemanes combatiesen contra un ejército superior en número, por no hablar de la escasez de munición alemana y el frío de Stalingrado. Aquí les ofrezco los testimonios de la batalla de algunos soldados alemanes, de los cuales la mayoría están ya desesperados.
  • “A mi alrededor todo se derrumba, está agonizando todo un ejército, el día y la noche arden y cuatro hombres se ocupan en registrar la temperatura y altura de las nubes.”
  • “Se nos dice que nuestra lucha es una lucha por Alemania, pero aquí son muy pocos los que creen que este absurdo sacrificio sea de alguna utilidad para nuestra patria.”
  • “Al ver el mapa, me estremecí. Estamos completamente solos, sin auxilio del exterior. Hitler nos ha abandonado. Esta carta saldrá si el campo de aviación sigue en nuestro poder. Estamos al norte de la ciudad. Los hombres de mi batería también sospechan lo de nuestra soledad, pero no lo saben con tanta certeza como yo.”
  • “No soy cobarde; sólo me entristece el hecho de no poder dar ninguna prueba de mi valor, como no sea morir por esta causa inútil, por no decir este crimen.”
  • “Todos los días son tomadas al asalto algunas posiciones, y todos los días el enemigo –o nosotros, según quien las ocupe- es desalojado de ellas. Ni el enemigo ni nosotros hemos sido capaces de decidir hasta ahora con qué fin hay que tomarlas aun en el caso de que puedan ser mantenidas.”
  • “Hitler prometió firmemente sacarnos de aquí; así se nos explicó, y nosotros creímos con firmeza en su palabra. Hoy sigo creyendo en ella, porque aún necesito creer en algo.”
  • “El ruso ataca en todas partes. Nuestras tropas resisten desde el principio del ataque, que no se interrumpe un solo día, luchando duramente y con sus fuerzas físicas completamente agotadas. Se portan como unos héroes y ni uno solo de ellos se rinde. El hecho de que el enemigo nos aplaste cuando se agota el pan, las municiones, el carburante y los hombres, no supone ninguna victoria para él. Estamos seguros, desde luego, de haber sido víctimas de graves errores del mando y de que la destrucción de la fortaleza de Stalingrado le ocasionará graves daños a nuestro pueblo y en general a nuestra nación.”
  • “Hemos invadido el país obedeciendo órdenes; obedeciendo órdenes hemos disparado nuestras armas, pasamos hambre obedeciendo órdenes, morimos obedeciendo órdenes y obedeciendo órdenes volveremos a salir de aquí. Hace tiempo que habríamos podido hacerlo, pero los estrategas todavía no se han puesto de acuerdo. Si no lo hacemos pronto, nos encontraremos con que ya será demasiado tarde. Pero es cosa segura que volveremos a ponernos en marcha obedeciendo órdenes. Con todas las probabilidades, en la misma dirección proyectada desde un principio, sólo que sin armas y bajo otro mando.”
  • “Stalingrado es una buena escuela para el pueblo alemán; sólo es lástima que aquellos que reciben sus enseñanzas no podrán aprovecharlas ya, por ser demasiado tarde.”
  • “Tú eres coronel, querido padre, y miembro del Estado Mayor Central. Sabes lo que esto significa y me ahorrará explicaciones que pudieran tener un cierto sabor sentimental. Esto se acaba. Creo que pueden pasar aún ocho días y después será el fin. No pretendo buscar las razones que se puedan tener en pro o en contra de nuestra situación en campaña. Actualmente, tales razones carecen en absoluto de importancia y además de nada sirven; pero, si tengo que decir algo acerca de este tema, es sólo una cosa: no busquéis explicaciones de la situación entre nosotros, sino entre vosotros y en quién ha de responder de todo esto. Podéis estar orgullosos. Tú, padre, y todos los que comparten tus puntos de vista. Estad alerta para que la patria no sea víctima de mayores calamidades. El infierno del Volga debe ser para vosotros un aviso. No desdeñéis esta experiencia.”

Toda una muestra de lo que vivieron allí hace 68 años.

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